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¡Rescatemos la cultura! ¡Ya basta de recortes!

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¡Rescatemos la cultura! ¡Ya basta de recortes!


En Europa se está sofocando el arte y la cultura, desechándolos como obstáculos superfluos y molestos. Son mercantilizados y tratados a hachazo limpio. La política recorta en las inversiones publicas culturales, al grito de que la cultura no es más que un lujo innecesario. Como si el arte y la cultura no fuesen de todos y para todos, tan necesarios como el agua y la energía, como el pan.


Primero empezaron a peinar fino, para seguir con los recortes de eficiencia, y algo después vino el cepillado. Ahora utilizan el hacha brutal, llegando en algunos estados miembros de la Unión Europea a la tabla rasa. En España el gasto público de cultura se ha recortado en casi un 40 por cien, en los Países Bajos y en Gran Bretaña en una cuarta parte. Ciudades alemanas y belgas están diseñando escenarios de reducción del 10 al 30 por cien. En Portugal y en Eslovenia se han eliminado los ministerios de cultura. En Polonia apenas el 0,6 por cien del presupuesto nacional se destina a la cultura, en Italia no más del 0,2 por cien. El presupuesto de la Unión Europea ofrece para esta partida… 0,05 por cien – del cual la Comisión y el Consejo Europeo recortan ahora otra tercera parte. ¿Adónde va a parar esta movida? Desde las autoridades Europeas hasta las locales están mostrando una tendencia aparentemente irreversible.


Un relevo corporativo

Mientras la política cultural se está vaciando de contenido, los ejecutivos capitalistas la sustituyen por el mercado, al grito de “la creatividad”. Son vasos comunicantes: menos política y más mercado, menos arte y más industria, menos flota de pequeñas embarcaciones y más navío uniforme, menos medios y más competencia.


En su Libro Verde de la cultura y las industrias creativas (sic) la Comisión Europea comienza diciendo: “Si Europa quiere seguir siendo competitiva, tiene que crear las condiciones necesarias para que la creatividad pueda continuar a surgir en una nueva cultura empresarial.” El Comisario Europeo para la Cultura, Androulla Vassiliou, ha abogado en el Flagey en Bruselas por este “nuevo espíritu entre los grupos de interés culturales y los políticos” para quienes “ya no es ningún tabú alinear la cultura con la economía.”

De esta forma se consolida el relevo corporativo de la cultura. Vemos como va tomando forma una empresa cultural capitalista, bajo la bandera de Creative Europe, que “creará nuevas posibilidades de plusvalía” (Libro Verde). En ésta los artistas se transforman en productores de mercancía. La cultura y el arte se reducen a artículos comerciales.

Lo lógica de Creative Europe hace primar la rentabilidad de la inversión sobre lo artístico, y el copyright sobre el texto o la canción. El artista figurativo, el músico y el poeta tienen que guiarse por la demanda, las compañías tienen que “ajustarse”, la oferta en las librerías tiene que reducirse. Es el triunfo de la mediocridad, del estereotipo y de la pulpa. De esta manera los grandes aparatos de la industria cultural pueden capitalizar el trabajo de los hacedores de la cultura. La disciplina y el uniforme del mercado no permiten que florezcan cien flores.


La cultura y la obra de arte no son la materia prima sin más de unos productos que salen de una cadena. El arte debe inducir a la reflexión, dar en el corazón, desequilibrar... La cultura eleva la sensibilidad humana a un nivel superior. La cultura muestra el estado de una civilización.



El cuadro de la tala rasa


- En Inglaterra las bibliotecas se están extinguiendo. 500 bibliotecas públicas ya han cerrado sus puertas o están directamente amenazadas con hacerlo. En Dinamarca se han cerrado 250 bibliotecas.

- Grecia ya sólo cuenta con 2000 guardianes de museos, para sus 19.000 sitios arqueológicos.

- Alemania elimina uno de cada 5 orquestas, y eso que desde la caída del muro de Berlín ya desaparecieron 37 de las 168 orquestas.

- En Atenas se cerró la emisora publica con nocturnidad y alevosía. Sin embargo, la plantilla seguía emitiendo, hasta que la policía lo impidió 5 meses más tarde.

- En España cierran los cines Renoir, los únicos que ofrecían películas extranjeras en versión original con subtítulos en castellano. Hubo un tiempo en que esto se consideraba una contribución al limitado conocimiento de lenguas extranjeras en España. Ese tiempo ya pasó pues.

- Se ha cancelado el anual Magyar Filmzemle: el resultado de la actividad cinematográfica de Hungría es nulo. Tampoco la película portuguesa “no tiene nada nuevo que mostrar”.

- El Prado, el Museo Reina Sofia y el Teatro Real en Madrid han perdido dos tercios de sus medios de funcionamiento.

- Proyectos culturales como el de Lascaux en Francia se han parado.

- En Dublín los museos de James Joyce y George Bernard Shaw permanecen a menudo cerrados, por falta de personal retribuido.

- En Polonia, las llamadas Quango’s, organizaciones cuasi no-gubernamentales, intentan desesperadamente con medios propios impedir que la Polonia cultural en las zonas rurales se suprima a si misma, y que desaparezcan del todo las bibliotecas, los cines y las escuelas de música y de dibujo.

- La Unesco llama Italia a la orden por ya no gestionar el conjunto de Pompei y por permitir construcciones ilegales en ello. También Francia deja que su patrimonio decaiga. En Gran Bretaña tres mil estatuas y edificios corren un riesgo agudo de derrumbe .

- El Instituto Italiano de Teatro está cerrado. Y el Archivo Estatal del país ya no puede conservar miles de valiosos documentos históricos.

- En Amberes y otras ciudades flamencas el presupuesto de unos talleres socio-artísticos se ha reducido a cero de un plumazo.

- En Hungría se rompe el espinazo de toda la actividad cultural, pero se han destinado montones de dinero a la exposición sobre los héroes, los reyes y los santos húngaros – instrumentalizando la cultura en función de una política nacionalista de identidad.

- Las autoridades francófonas de Bélgica suprimen el 40 por cien de las inversiones en balé y danza.

- Francia sube fuertemente el IVA sobre los libros, España y Portugal el de las entradas.

- El Grupo de Danza Amsterdam y diez otras instituciones de espéctaculo en los Países Bajos han tirado la toalla en el 2013, como consecuencia de los recortes. Otras cinco están considerando si pueden seguir o no.

- La única casa de ópera Griega que queda sólo monta espectáculos de opereta ligera. “No hay cosa mas europea que la ópera,” dijo el Presidente de la Comisión Manuel Barroso. Ya lo vemos.


- Las academias y los institutos de formación artística se están reduciendo, y sus matrículas van subiendo. El potencial creativo inagotable de la juventud tiene serios problemas para desarrollarse. De esta forma mucha riqueza cultural queda en barbecho.


Todo lo que se suprime, desaparece, para mucho tiempo o para siempre. Falta poco para que ya no quedan escenarios para representar a todas estas tragedias.




Tiempos de miedo

“Los grandes recortes presupuestarios en cultura originan un clima de desesperanza entre los artistas y en el mundo de la cultura,” dice la Comisaria Androulla Vassiliou. ¡Pero son su Comisión y el Consejo Europa quienes han contribuido a provocar esa tala rasa! Además, la Comisaria no es correcta en su descripción: no se trata de un clima de desesperación, ¡sino de miedo! Las personas que aún trabajan, tienen miedo a perder su trabajo. Los que no trabajan tienen miedo de nunca poder trabajar. La ilusión del arte “libre” esconde precariedad, un puzzle de contratillos y una carrera de ratas de todos contra todos.


La presión y la coerción para realizarse en los trapicheos de la competencia son tan altas como son bajos los ingresos de los hacedores culturales. Una música de jazz alemana gana una media de 6.921 euro al año, y una pedagoga autónoma de teatro 8.121 euro. Un escultor en ese país cobra una media de 10.675 euro, una artista de video 8.814 euro. En Francia la mitad de los salarios del sector de la cultura en amplio sentido, están por debajo de los 15.800 euro al año. En toda Europa la mayoría de los artistas vive por debajo del umbral de la pobreza.

En esta Creative Europe pues, las personas no se hacen hermanos sino rivales a muerte. La suave ala de la alegría se convierte en el azote del miedo y de la falta de perspectiva.

“Todos tenemos que recortar, y hay prioridades,” suena el estribillo de todos los días. Esa solidaridad que la política nos enseña, es una solidaridad contra la solidaridad.



Examen de conciencia

El premio Nobel portugués, José Saramago, llamó a una examen de conciencia: “La crisis moral consiste también en que la Unión Europea ya no es capaz de diseñar y de realizar una política coherente y leal con los principios éticos fundamentales. La crisis moral consiste en que la gente que se ha adueñado de los beneficios corruptos de un capitalismo delincuente, ahora se queja del desastre que fue tan previsible.”

Nos adherimos a esta denuncia. Por eso seguimos preguntando: ¿Quién lleva aquí la responsabilidad? ¿Quiénes llaman a esos responsables a rendir cuentas? ¿Cómo debemos responder ante la crisis?


El economista en jefe de BNP Paribas Fortis dijo: “La única forma en que los países europeos puedan reconquistar su credibilidad ante los mercados financieros es: recortando drásticamente y enseñando a los inversores que la población sufre bajo las medidas tomadas.” Christine Lagarde, la directora del FMI, ha puesto que : “si los niños griegos sufren de los recortes, es por culpa de sus padres.”

El mundo está patas arriba: los bucaneros financieros y económicos se salen con la suya, y el 99% de los engañados y robados tienen que arrastrarse. Reina la impunidad, y se ponen a su entera disposición las autoridades europeas que aprovechan esta crisis como ocasión por excelencia para imponer las agendas antisociales. En los discursos de toma de posesión se habla del fin del estado de bienestar. La política de austeridad se viste de un ambiente malévolo de sospecha, acusación y arrogancia: quien tiene problemas, es porque los ha causado el mismo, es un parásito y no merece comprensión.

¿Podemos dejar esas declaraciones sin respuesta? ¿Cómo parar la crisis moral que se está instalando a mordiscos en este continente, en estos tiempos calificados por Saramago de “cínicos y desmoralizadores”?


Llamamiento por una primavera cultural europea

Nuestro continente necesita un escenario cultural que representa la posibilidad de una Europa totalmente distinta, unida en una cultura de solidaridad y justicia social. Lejos de la Europa donde se alzan las fortunas de los millonarios, los beneficios de la bolsa, pero también la pobreza y el desempleo a unos niveles vertiginosos. Lejos también de la Europa donde unas corrientes nacionalistas autoritarias se adueñan del miedo y la rabia, coronada por la nube tormentosa de una Aurora Dorada.


Vemos los señales por doquier. Alrededor del Coliseo Romano se formó una cadena humana abrazándolo, para denunciar su derrumbo y la oferta para comprarlo del magnate zapatero Tod's. También en Roma fue ocupado el famoso Teatro Valle. En Alemania cien orquestas fueron a la huelga, apoyadas por la Filarmónica de Berlín y la Gewandhausorchester de Leipzig. En el barrio Atenense de Gazi, como en Lisboa, unos artistas de graffiti hacen que los muros hablan. En las óperas de Barcelona, Madrid y Budapest se para el trabajo. En Thessaloniki los espectadores pagan su entrada al teatro con arroz, pasta o harina. Las escuelas de música de Ática que están amenazadas en su funcionamiento, han montado un concierto de masas en Atenas. Y jóvenes de Seelze, Charlottenburg, Essen y Spandau tocaron en los ayuntamientos, en unos conciertos de protesta por conservar la enseñanza pública de música. El sector cultural Holandés ha organizado un grito por la cultura.


Queremos unir la resistencia a escala europea.

Queremos parar el rodillo de los recortes; queremos transparencia y control en el terreno de la cultura, y seguridad socio-económica en vez de precariedad; queremos servicios e infraestructuras culturales públicas a pequeña escala.

La solidaridad hace la cultura grande.

Convocamos pues a un día de solidaridad cultural europea, para cuando la primavera del 2014 se instale en nuestros países. ¡Una Primavera Europea!

Donde las gentes pasan a la resistencia, la cultura se muestra en su grandeza. Es hora ya de convocar.


Bruselas, diciembre 2013


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