CARTA DE PROTESTA POR LA DESTRUCCION DEL MURAL DE FERNANDO LLORT EN CATEDRAL METROPOLITANA, SAN SALVADOR 2011
“Guerreros defensores de nuestra identidad con dignidad.
Guerreros de la belleza pura,
de la creatividad,
de la no-envidia,
de la Inspiración Divina,
del respeto hacia nosotros mismos
y hacia lo que trabajamos con nuestras manos.
Del respeto hacia la sangre y la memoria de nuestros abuelos y ancestros...”
Fernando Llort
El pasado viernes 30 de diciembre del 2011 las autoridades de la Iglesia Católica, junto con la empresa Servicios Inmobiliarios Molina, destruyeron el mural “La armonía de mi pueblo” del artista Fernando Llort que se encontraba en la fachada de la Catedral metropolitana. Dicho mural constituía un invaluable patrimonio artístico emblemático de la ciudad de San Salvador.
El mural fue dedicado por el artista a monseñor Óscar Arnulfo Romero. Estaba formado por 2,700 azulejos en cerámica de 25 centímetros cuadrados cada uno. “En el mural está representado alegóricamente el pueblo de Dios, el nuevo hombre y la nueva mujer con los instrumentos que utilizan para su trabajo, los ángeles guardianes, la paloma, símbolo de la paz y, coronándolo todo, una representación de la Última Cena y el símbolo de Dios”, dice el sitio web del máximo templo católico del país. Para crear el mural, el artista trabajó junto con su familia y artesanos moldeando, dibujando y pintando a mano cada uno de los mosaicos a lo largo de un año, para luego instalarlos en la fachada de catedral en 1997, hace 14 años. Su realización fue gracias al aporte de la comunidad católica que con su aprobación y aporte monetario lo hizo posible.
El artista recuerda su experiencia: “La Iglesia Católica de El Salvador me pidió que diseñara la fachada de Catedral. Este ha sido uno de los momentos artísticos más especiales de mi vida, porque significaba que estaba dejando plasmado mi arte en un símbolo muy importante del país, con un gran valor histórico”.
Fernando LLort (1949), fue declarado en 2004 “Hijo Meritísimo de la República de El Salvador” por la Asamblea Legislativa. A lo largo de su fructífera carrera, ha desarrollado diferentes facetas artísticas como pintor, escultor, muralista, compositor e intérprete. Fue el fundador del movimiento artesanal de La Palma, Chalatenango en 1972 y el fundador de la Cooperativa de artesanos “La semilla de Dios” en 1977. El artista, con su imaginería y trabajo activo y directo con artesanos, ha contribuido a crear la identidad iconográfica contemporánea de su pueblo.
El mural de Fernando Llort es un bien cultural de nuestro país y está protegido por la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural. La destrucción de patrimonio cultural es considerada un delito ante el cual no se puede asumir ignorancia. La destrucción del mural “La armonía de mi pueblo” es además un agravio al artista y su familia, a los artesanos que contribuyeron a su realización, a la comunidad artística que día a día enriquece el acervo cultural del país, a los feligreses que donaron su dinero para realizarla y a toda la población salvadoreña y su legado generacional y cultural.
Esta carta quiere sentar un precedente de ciudadanía activa que vela por su patrimonio artístico, que se contagia -y a su vez quiere contagiar- del espíritu de las palabras de Fernando LLort y su invocación poética a ser “Guerreros defensores de nuestra identidad”. Esta carta es una iniciativa ciudadana autónoma sin intereses políticos, económicos ni religiosos, que busca reunir las ideas principales de aquellas personas consternadas e indignadas por la destrucción del mural.
Ante este acto injustificable de la destrucción del mural “La armonía de un pueblo” del artista Fernando LLort los abajo firmantes,
sostenemos que:
-El arte es parte de nuestro legado como nación, nos informa y educa sobre nuestra identidad, forma de vernos y de ver el mundo.
-El valor del arte no se define únicamente por el gusto de alguien sino por su relevancia histórica y simbólica.
-Una obra de arte puede pertenecerle a alguien y ser parte de sus bienes privados sin por ello dejar de estar protegida por las leyes nacionales e internacionales.
-La destrucción del patrimonio cultural es un delito.
-La Ley de Protección de Patrimonio Cultural indica que "si un bien cultural monumental se destruyere o dañare por caso fortuito o fuerza mayor, se deberá proceder a su restauración o reconstrucción, de acuerdo a su estructura arquitectónica original, bajo la supervisión de la Secretaría de Cultura".
Por lo tanto,
exigimos:
-Respeto a las actividades y hechos artísticos y culturales.
-Reparación moral al artista y su familia, a los artesanos, a la comunidad artística, a los feligreses y a la población salvadoreña.
-Reparación material al artista y su familia, a los artesanos, a la comunidad artística, a los feligreses y a la población salvadoreña. Dicha reparación debe ser consultada con el artista y la población, y debe contemplar la restauración del mural antiguo, la recreación del mismo, o una nueva propuesta realizada por el artista Fernando Llort.
-Una investigación y esclarecimiento pronto y efectivo de responsabilidades, tanto sobre quién tomó la decisión de destruir el mural como sobre quién ejecutó la destrucción de la misma, pues ambos tienen responsabilidad directa e innegable en el hecho.
-Se tomen acciones jurídicas y penales contra los culpables.
Nos unimos a la indignación de la población salvadoreña. Expresamos nuestro pesar y solidaridad al artista, a su familia y a los artesanos que trabajaron en la construcción de esa obra monumental que ahora ha sido convertida en ripio por la decisión unilateral de la jerarquía católica.
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