Carta abierta al Presidente de Panama
Ciudadano Presidente de la Republica de Panamá Señor Ricardo Martinelli Su Despacho.- Con la consideración y el respeto de ley: La presente Carta Abierta tiene la finalidad de hacer de su conocimiento nuestra formal queja y repudio sobre la acción que usted tuvo a bien realizar al destituir de su cargo al Excelentísimo Señor Embajador ante la OEA Guillermo Cochez. Nosotros, quienes suscribimos la presente, previa consideración y análisis de los hechos acontecidos en el seno y durante la Sesión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos de fecha 16 de Enero de 2013, donde el Señor Cochez muy dignamente manifestó su sincera y democrática opinión sobre el actual estado y situación del gobierno venezolano, si es que se le puede llamar gobierno, no podemos quedarnos callados ante los hechos posteriores a esta. Es el caso, ciudadano presidente, que nosotros los venezolanos vemos con estupor su acción y reacción castigar mediante la destitución del cargo a su representante, por el solo hecho de alzar su voz y desenmascarar a los golpistas antidemocráticos que se han hecho del gobierno en forma ilegítima y antidemocrática, demostrando que usted apoya semejante crimen y que sus oscuros intereses prevalecen ante una acción moral y honesta. Usted con tal acción se ha convertido en cómplice de la ilegalidad y de sus perpetradores, así lo vemos quienes somos ciudadanos decentes y respetuosos de la constitución y las leyes; ahora lo tenemos como otro de los mandatarios que han perdido nuestro respeto por formar parte de un grupo de aprovechadores de las riquezas y beneficios de un país e indolentes del sufrimiento de un pueblo digno que está atravesando por el momento más terrible de su historia republicana. Señor, usted gozaba de nuestro respeto, al punto tal que muchos de aquellos venezolanos que se han visto obligados a dejar su tierra para hacerse de una vida digna y más segura preservando su patrimonio, escogieron como destino y patria fuera de la patria natal a su país. Esos nuevos residentes de Panamá llegaron con la esperanza que estaban en un país democrático donde sus gobernantes eran gente de bien, defensores de la justicia, la moral, protectores de las inversiones y respetuosos del pueblo. Hoy dudo mucho que esa seguridad de estabilidad este firme en el pensamiento de esas personas al ver su actuación ante un hecho contundente. Usted en forma tácita pero contundente, se convirtió en parte y cómplice del desgobierno y anarquía que reina en el territorio venezolano al apoyar lo reprochable y permitir que a uno de sus funcionarios se le ofendiera, maltratara y vilipendiara mientras defendía lo que tanto hemos luchado por preservar, LA DEMOCRACIA. No esperamos que usted sea garante de una Constitución que, por lo visto desconoce. No le pedimos ni exigimos en momento alguno que usted defendiera nuestros principios constitucionales y mucho menos aprobamos que usted castigara a quien sí tuvo el temple y la honestidad de defenderlos. Hubiera sido más elegante y diplomático que usted se hubiera mantenido al margen o quizás, que respaldara a su embajador y luego, en privado y sin ese malsano público de galería lo amonestara, eso hubiera sido una actitud magistral de su parte y hubiera dejado incólume su imagen de demócrata estadista. Usted le ha hecho un flaco favor a la democracia de la región, usted ha demostrado que sus intereses son muy distintos a los intereses de los pueblos que anhelan vivir en paz, seguridad y libertad; más aún, usted es más de lo mismo, de eso que no queremos los ciudadanos de bien, los profesionales, los estudiantes, los civiles de a pie, los independientes apartidistas y los partidarios de los partidos democráticos de estos países que luchamos a diario por erradicar la pobreza no solo económica sino de mente, de principios y de dignidad. Hoy le manifestamos nuestro repudio e inconformidad por sus acciones, pero dejamos evidencia de que tras todo mal siempre hay un bien oculto. Si, así tal cual lo está leyendo, tras su desafortunada decisión de destituir al dignísimo y respetadísimo Señor Cochez, usted le hizo un enorme bien. Su lamentable decisión de despedirlo, lo ha convertido en un prócer, en un súper héroe para aquellos que admiramos el buen talante, la actuación honesta y proba; la sinceridad y la gallardía; el verbo valiente y sin tapujos; la elocuencia elegante y respetuosa. Aquellos quienes no lo conocían y que nunca le habían escuchado hablar, aquellos que no lo habían leído o conocían sus trabajos y quehaceres, ahora lo siguen, lo admiran, lo respetan y le envían toda clase de mensajes de apoyo; y para aquellos que ya lo conocíamos, le habíamos seguido silenciosamente, ahora queremos imitarlo, apoyarlo y si fuera posible, hasta adoptarlo en nuestras causas al punto tal que desearíamos que ocupara el puesto del Insulza como secretario general de la OEA, claro que representándonos a los Venezolanos de bien y no a Panamá dado, que para usted, no tiene significado alguno el contar con tan honorable caballero en sus filas. Por último, nos condolemos del pueblo Panameño y de los Venezolanos que habitan en su país; les hacemos llegar nuestra más sincera preocupación por su bienestar, porque si usted ha sido capaz de defender a los que no merecen defensa sino repudio, no queremos imaginarnos de que otras cosas puede hacer alejadas de lo correcto y de la conducta democrática que debe prevalecer en la región, y que lo eligió democráticamente para que así actuara. Senor Martinelli le invitamos a recapacitar, a adoptar el ejemplo del Caballero Cochez y a que marque distancia del gobierno de facto existente en Venezuela, que más pronto que tarde tendrán que responder ante la justicia y cuando eso suceda, usted pasara a la historia como uno de sus cómplices. Sin mas a que hacer referencia por los momentos, permaneceremos vigilantes de sus actuaciones y de su conducta, esa es su ganancia en este asunto y su perdida ha sido el respeto por sus actos. Sinceramente, Carmen M. Pérez Trenard C.I. V-5.535.823
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