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Carta abierta a Colciencias: el esquema de Grupos de Investigación está mal

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Cali, 16 de febrero de 2015

Señora

Yaneth Giha Tovar

Directora

Colciencias

Santafé de Bogotá

Carta abierta: el esquema de Grupos de Investigación está mal

Estimada Sra. Giha Tovar:

Desde hace varios años, Colciencias viene implementando un esquema de grupos en sus actividades de gestión de la investigación científica en el país. Si bien es cierto que el ejercicio de la investigación puede llegar a ser más productivo cuando se ejecuta en redes, queremos manifestar nuestra preocupación respecto a algunas incongruencias y debilidades conceptuales y fundamentales que presenta el esquema de grupos, como se concibe actualmente en Colciencias.

1. El esquema ignora las dinámicas propias del quehacer científico en sus distintas disciplinas. Según Colciencias, la investigación sólo puede desarrollarse en grupos formalmente constituidos. Este esquema encasilla a los investigadores en un único molde e ignora la dinámica de la creatividad y de las distintas formas de trabajar de científicos con diferentes personalidades y en diferentes áreas del saber. Si bien es cierto que el trabajo en redes puede contribuir a la creatividad de las personas (pensemos en la proverbial “lluvia de ideas”), la historia antigua y reciente abunda en ejemplos de grandes contribuciones teóricas y empíricas de científicos que han trabajado solos. Aun en un esquema de grupos, las ideas son concebidas y los proyectos son desarrollados por personas, no por ese ente abstracto que es el grupo. Además, este sistema de grupos podría considerarse inconstitucional, porque le niega al investigador que trabaja en solitario el acceso a los recursos del Estado, que deberían ser equitativamente distribuidos entre todos, con base exclusivamente en el mérito.

El esquema además ignora los variados impactos de la investigación en los distintos estamentos de la sociedad, sus escalas espaciotemporales – que pueden variar desde locales hasta globales y desde inmediatas hasta expresadas décadas después (el “síndrome Mendel”) – y las distintas formas de medirlos. Pretender encajar algo tan complejo como la investigación científica en un índice es miope, y reducir el trabajo de un científico o un grupo a un puesto en una lista es odioso e injusto. El afán de generar índices responde a una tendencia facilista del mundo corporativo, que busca tomar decisiones con base en un ranking simplista, para no tener que lidiar con las complejidades de un sistema multifacético (aunque las ecuaciones para calcular el índice pueden ser muy complejas y parecer muy científicas). Hay que añadir que la conformación del grupo puede cambiar, pero la producción se sigue asignando al grupo (al menos dentro de ciertas ventanas de tiempo), lo cual parece absurdo.

2. El esquema es rígido. Las redes de investigación son entes dinámicos, que como un mixomiceto, van buscando nutrientes con movimientos ameboideos y donde encuentran un ambiente nutritivo, refuerzan el vínculo y donde no lo hay, o se cierra un ciclo, el vínculo se desvanece. Hoy podemos estar trabajando con unos socios y mañana con otros, precisamente para ir buscando esos nutrientes (pericias, habilidades, conocimientos) que necesitamos para ir dilucidando los misterios del universo, la naturaleza y la sociedad. En el mundo actual, cuando formar una nueva alianza es tan sencillo como escribir un correo electrónico para discutir una idea, ¿es necesario conformar un grupo con todas las formalidades que pide Colciencias, para lograr estos beneficios? ¿Cuál es la ventaja del rígido esquema de grupos de Colciencias frente a la dinámica creciente de redes regionales y globales de trabajo, que deben responder con agilidad y flexibilidad a los retos que plantea el mundo moderno?

3. El esquema es endogámico, pues privilegia la colaboración entre miembros del grupo, por encima de alianzas temporales y naturales con investigadores de otros entornos (que no están bajo el esquema de Colciencias). Es admirable que se formen grupos de personas que mantienen una productiva alianza de investigación por décadas, pero para oxigenarse y buscar nuevos horizontes, hay que salir de la "comarca". Esto es particularmente importante para los estudiantes en todos los niveles (pregrado, posgrado), que pueden recibir una formación en un ambiente, pero luego deben explorar el mundo en busca de los ambientes más nutritivos para ellos. Esta es una dinámica muy natural, sobre todo en los ambientes académicos universitarios, donde un profesor "en solitario" (no un grupo) puede tener un nutrido y productivo laboratorio de investigación, alimentado por los proyectos de estudiantes que vienen y van, algo imposible de reflejar a cabalidad en el sistema de grupos de Colciencias.

4. El esquema es burocrático y empobrece el panorama científico nacional. En lugar de dedicar su tiempo y esfuerzo a su quehacer, los investigadores y las instituciones deben invertir enormes recursos humanos y financieros en alimentar constantemente una base de datos hambrienta, ineficiente y caprichosa, para no ser eliminados de la lista y desaparecer del mundo de los "investigadores nacionales reconocidos". En la más reciente encarnación del Sistema, hay que mantener voluminosos archivos de documentos que demuestren que lo que presenta el investigador es cierto, lo cual es una presunción de culpabilidad que pone el peso de la prueba en el acusado.

Como si esto fuera poco, en su afán por cumplir con las demandas de las plataformas para el llenado de la información, a muchos investigadores les resulta más fácil borrar productos legítimos de investigación que conseguir los soportes que demanda Colciencias, en muchas ocasiones ridículos (p. ej., actas de grado de antiguos estudiantes que pueden estar, hoy en día, en otros continentes). El resultado final de este proceso de borrado es un pálido reflejo de lo que en realidad se genera en conocimiento en nuestro país. Esto por no hablar de investigadores que simplemente no aparecen en el sistema, porque no tienen la paciencia para lidiar con la plataforma. Si Colciencias está usando esta base de datos para generar información sobre el estado de la investigación en el país, está logrando un pálido reflejo de lo que hemos logrado hasta ahora.

5. El esquema genera incentivos perversos. Los grupos dedican una gran cantidad de tiempo y esfuerzo a aprender a manejar el sistema para subir de categoría, y no necesariamente mejorando sus procesos investigativos y su productividad legítima. A veces se constituyen grupos que no tienen ninguna coherencia conceptual, con el único objetivo de lograr un posicionamiento alto. Por el afán de aparecer en una buena categoría, el esquema puede incluso llevar al fraude, lo cual ha resultado en más burocracia para llevar un creciente y policivo control de la veracidad de lo que los grupos o individuos presentan como sus logros.

Otro resultado perverso del esquema de grupos es la competencia malsana que se presenta entre universidades e institutos por aparecer con el mayor número de grupos clasificados en categorías altas. Esta competencia por la figuración, ¿acaso no va en contravía de la idea original de trabajar en grupos? Las redes de investigación deben ser en lo posible multidisciplinarias, interinstitucionales e internacionales y, por lo tanto, no pueden pertenecer ni ser reclamadas por una institución. Ha sido un gran error convertir la cantidad de grupos que supuestamente tiene una entidad y su respectiva clasificación en un indicador para medir su calidad.

En este contexto, la única opción sensata es desmontar el sistema de grupos de investigación, para detener el drenaje de recursos y esfuerzo que afectan a los investigadores y las instituciones y, seguramente, al mismo Colciencias. En su lugar, Colciencias debería implementar un programa de apoyo a la formación y mantenimiento de redes de investigación con coherencia conceptual, pero concebidas como entes dinámicos. Las convocatorias para financiación de proyectos y demás actividades propias de la investigación deben dirigirse a los investigadores que presentan esas propuestas y ser consideradas sólo por sus méritos.

Hemos redactado estas opiniones a partir de largas reflexiones y discusiones, entre nosotros y con otros investigadores de diversas disciplinas del conocimiento, y las estamos haciendo públicas con el objeto de convocar a la mayor cantidad posible de colegas y estudiantes que opinen de igual forma. En este sentido, quienes firmamos esta carta y unimos nuestro nombre lo hacemos a título personal, y no reflejamos, necesariamente, la posición de las instituciones a las cuales pertenecemos.

Atentamente,

Gustavo H. Kattan, Ph.D.

Mateo López-Victoria, Dr.rer.nat.

Profesores del Departamento de Ciencias Naturales y Matemáticas

Pontificia Universidad Javeriana Cali

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